viernes, 4 de enero de 2008

King, amigo, ¿no crees que estás abusando demasiado de la morfina? Te lo digo en serio...
¿De donde has sacado que teníamos una cita en el Blue Note Jazz Club? Ni en sueños podríamos aspirar a entrar en ese palacio real del jazz donde ni siquiera saben de nuestra existencia. Era en el Salamander Jazz Club donde teníamos la cita y tú ni siquiera te presentaste... Lionel no paraba de gesticular de tan enfadado como estaba y hubiera roto a hablar para maldecirte si no fuera porque es mudo. Tuve que calmarle prometiéndole que no se repetiría y tú harías bien en disculparte con él, porque no sé que otro percusionista tendría tanta paciencia con nosotros...
No es que me importe demasiado el Salamander porque es un tugurio, pero no nos sobran locales que nos acepten como conjunto, así que por favor te pido que no lo repitas.

Tampoco sé quienes son Jason Moran & Don Byron. Pero me suena a una de esas tarjetas que dejan en los buzones ofreciendo arreglos de fontanería...

Y en cuanto a mi vecina camarera tenía casi ochenta años y hace un año que está criando malvas. Nunca, ni en sueños, me habría acostado con ella. ¡Dios mio, si era una ruina la pobre! Me acuerdo, eso sí, de que te conté su historia, pero me sorprende que la recuerdes con tanto alcohol como llevabas en el cuerpo.

En fin, King. Si estos son los efectos de pasar la noche con la rubia del Manzini, mejor que lo dejes correr... En todo lo que has contado, lo de su verga es lo que tiene más visos de ser cierto. Así me lo ha confirmado Donovan. Aunque Donovan tampoco sea muy de fiar...

Deja estar la morfina, créeme. Si quieres te paso un poco de hierba, al menos hasta que se te pase el mono... Pásate por casa mañana, si recuerdas donde tienes la cabeza, y hablamos de ello.

Buddy

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