viernes, 29 de febrero de 2008


Calma viejo, no te excites. Sí, de acuerdo, te concedo que nos va mejor de lo esperado. Pero no tratábamos de engañarte. Es sólo que no queremos que te sientas al margen. Nuestro éxito también es tu éxito. Lo vamos a compartir, ya verás. Te encontraremos un sitio en el conjunto. Quizá no como bajista, pero podrías tocar otro instrumento como el arpa o el xilófono.




(La trompeta, por desgracia, ya sabemos que no es lo tuyo). Seremos un cuarteto. Ya está. Solucionado. ¡Ves que rápido!

Tú ahora lo que tienes que hacer es ponerte bien, tío. Dices que preferirías empaparte de alcohol a seguir tragando pastillas. Pero olvidas, no sé si expresamente, que tú no estás ahí por tu adicción al alcohol, que también, sino a la morfina. Son dos adicciones las que te estás tratando. Es natural que estés algo desequilibrado. Hazme un favor, o mejor, háztelo a ti mismo: No tomes ninguna decisión en este estado. Aplázala hasta que salgas de la clínica. Prométemelo, anda.

El tiempo pasa rápido y no te darás ni cuenta y ya estarás fuera. No más depresiones, ni adicciones. De nuevo en la brecha. Tocaremos la noche juntos. Nuestros dedos pulsarán las estrellas y hasta los ángeles se rendirán a nuestra música celestial... Pero mientras tanto, si te es tan duro estar ahí, encerrado. Sin poder hacer nada. No me parece mal que pases el tiempo con éste... con Pamela, quiero decir. Follátela negro. Hazle sentir a esa rubia desteñida como las gastamos los descendientes de los bantues. Que sienta la melodía de tu intrumento en cada uno de sus agujeros... (o siente tú la del suyo, es broma).

Vamos King, ¿por qué siempre te imaginas que todas las tías se abren de piernas conmigo? Eso son imaginaciones tuyas. Al contrario, estoy tan preocupado porque en esta gira nada fallé en los conciertos que no tengo tanto tiempo como antes para ir detrás de las mujeres. No te negaré que de vez en cuando cae alguna... Pero sólo lo hago para no oxidarme. Es Karl el que se pasa el tiempo persiguiendo a las chinas y Lionel a tu prima que, por cierto, ya le ha dado la patada. Constance, para tu información, sale ahora con un par de adolescentes a los que ha desvirgado con la noble intención profesional de "curarles" de sus complejos. En eso emplean el tiempo los demás mientras yo permanezco en el dique seco.

De veras, no te engaño, estoy muy ocupado. Pero mejor así, a ver si esta vez la suerte no nos da de lado y prensa y público se fijan en nosotros. Te reservaremos un trozo del pastel, no te preocupes. Mientras tanto, y para que veas que me acuerdo de ti, te he comprado un regalo para darte cuando lleguemos a Austin. Un vinilo de Clifford Brown que he conseguido en una casa de subastas musicales. No, no me refiero a una de sus grabaciones oficiales. Estoy hablando de algo muy, muy anterior, por lo menos un par de años. Creo que se trata de un incunable. El sello discográfico es totalmente desconocido. Y que conste que hice mis averiguaciones... Sin embargo el sonido es bastante aceptable para el tiempo que tiene. ¡Ufff! No veas como suena su trompeta... Pero ya tendrá tiempo de hartarte escuchándole.


Bueno, King. Tengo trabajo y no puedo seguir contándote. Ten paciencia y pronto vendremos a rescatarte.

Un abrazo,
Buddy

No hay comentarios: