miércoles, 2 de abril de 2008

Demasiado tarde Buddy, demasiado tarde. Cuando leas esto estaré de camino al Hotel Shaggy.

Voy caminando, sin prisas, respirando el olor a lluvia, deslumbrándome con las faldas rojas de las mulatas que me piden fuego y prometen una mamada universal. Está todo planeado minuciosamente. Hace días que lo preparo.

Rodeo el hotel por detrás. Su ventana queda justo a la derecha de las escaleras contraincendios. Mientras espero a que apague la luz es un buen momento para la mamada universal, se llama Jennifer y es blanca como la leche y con pecas en la nariz. Todo va muy rápido, apaga la luz, me dejo ir, le pago lo convenido, me abrocho el cinturón, nos despedimos.

Subo por las escaleras, primera planta, segunda planta, tercera planta. Ante mi una puerta metálica que se abre desde dentro pero no desde fuera. Ya estaba previsto, pero quería probarlo para ahorrarme tener que subir al tercero desde dentro. Bajo al primero donde la puerta está abierta aproximadamente hasta las doce, por qué los de la limpieza bajan la basura por aquí.

Entro, nadie a la vista, hoy me he puesto elegante para pasar desapercibido, ya sabes Buddy que es el mejor hotel de la ciudad, hay que guardar las formas. Subo por las escaleras principales, todo despejado. Llego al tercero, tomo aliento. Vuestras habitaciones están casi al final del pasillo, paso por la tuya y me parece oirte roncar, paso por la de Karl. La próxima es la de Lionel, es la última del pasillo. En éste caso la suerte me acompaña ya que la última habitación del pasillo tiene ventana al exterior junto a la escalera contraincendios no por la que subí antes, esta queda justo en el lado opuesto, da a una calle muy concurrida donde todo el mundo me hubiera visto, con Jennifer hay suficiente. Cuando declare que estuvo conmigo no la tendrán en cuenta, se alimenta de cocaína y vodka. Salgo fuera y trepo hasta la ventana, resbalo un par de veces pero nada serio. Consigo abrir la ventana sin demasiada complicación.

Dentro de la habitación todo está muy oscuro exceptuando un rasguño de luz exterior que se perfila por el techo y que baja recta hasta los pies de la cama. Me acerco a él, sigilosamente, siento su respiración combatir sus sueños. Intuyo su cuello, lo rodeo con los guantes y aprieto, aprieto hasta que sus bruscos movimientos se convierten en silencio. Compruebo que no respira, me voy por donde vine.

Ya es demasiado tarde Buddy, no puedes evitarlo.
King

1 comentario:

malditas musas dijo...

GENIAL.
Esto es un vicio...

Marche un link!

Besos y felicitaciones.
musa