jueves, 24 de abril de 2008

Debo reconocer Mr. Buddy que tal vez me equivoqué con su amigo. El otro día estuve en casa de Constance, quiero decir de la doctora Blizzard, estrecha colaboradora mía y prima de Mr. King, su amigo. Fue una visita de mero trámite. Pero allí le encontré a él y puedo decir que me sorprendió verle en tan buen estado.

Durante este tiempo había temido que la crisis se produjera y, dada la propensión a la violencia de Mr. King, peligrara la integridad física de nuestra querida Constance. Pero no fue así. Es más, ambos estaban la mar de bien cuando llegué. Uno arreglando el tejadillo de un cobertizo y la otra dándole instrucciones desde abajo.

Nada más verme, su amigo acudió a recibirme. Al principio mostró una actitud ligeramente hostil, fruto tal vez de una momentánea confusión. No parecía recordar que había sido mi paciente y se empeñaba en llamarme Lester o Lionel, o algo parecido que no entendí bien. Pero una vez deshecho el malentendido mostró una moderada lucidez sobre los diversos temas que estuvimos tratando. De manera que atribuyo su transitorio estado a los efectos residuales del tratamiento con antidepresivos al que su prima, la Dra. Blizzard, me confesó lo había sometido días atrás.

Como le digo tenía buen color y estaba muy tranquilo. Si bien, por un momento, de nuevo sembró en mí la duda al hablarme de una cabeza que decía haber perdido. Aunque pronto comprendí que la mencionada cabeza no era otra que la suya. Y eso, el ser consciente de cual había sido su estado mental durante estos meses, me pareció un punto a favor en aras de conseguir su ansiada recuperación.

En vista de lo cual, lo animé a que continuará con la reparación del tejadillo mientras yo marchaba detrás de su prima al interior de la casa, pues me apetecía tratarla con una cierta intimidad que no hubiera sido posible delante de su amigo. Usted ya me entiende...

En resumen, creo poder afirmar que su amigo Mr. King Goodman se encamina del modo más favorable hasta un pronto restablecimiento. Tal vez podamos celebrarlo los tres un día compartiendo y disfrutando de nuestra amable y seductora compañera, la Dra. Constance Blizzard, como ya hicimos en el pasado usted y yo.

Mi más cordial saludo,
Dr. J. Mackenzie
Departamento de neuropsiquiatría
CLINÍCA ESTATAL DE AUSTIN

No hay comentarios: