sábado, 8 de marzo de 2008

Constance, ¿quieres decir que la medicación que le dais a King surge algún efecto? Para mí que sigue con las mismas paranoias y alucinaciones que cuando estaba enganchado a la morfina.

Tal vez deberías dejar a un lado tus escrúpulos y acostarte con él, querida. Te lo digo en serio. ¿Qué te cuesta? A fin de cuentas es tu primo. Y quizá consiguieras que se le acabaran sus delirios sexuales en los que acostumbra a incluirte. Sí, ya sé que a la hora de la verdad se resiste, pero con la ayuda del bueno de Mackenzie podríais atarlo y... Está bien. ¡Olvídalo! Ya sé que soy un cerdo y todo eso... Pero es que me tiene frito con sus malditos complejos y miserias. Si no queréis cambiarle le medicación, al menos podrías probar a combinarla con algún tipo de terapia... psicoanálisis, hipnosis... No sé, algo de ese estilo...

En el último correo menciona a un tal Nick, editor, que dice va a publicar sus memorias (no creo que nadie, en su sano juicio, quisiera publicar las memorias de un Don Nadie, aunque a mí me encantaría aparecer en ellas aunque fuera como villano. Sería como conseguir un pedazo de eternidad...). Sin embargo mi escepticismo me lleva a pensar que no existe el tal Nick, aunque si recuerdo que mencionaste que el centro tenía una mascota, un guacamayo rojo, al que los internos habían bautizado con ese nombre.

Dios mio que largo se me está haciendo todo esto. A ver si se recupera de una maldita vez.

Seguimos en contacto cariño.
Un beso,
Buddy

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