viernes, 18 de julio de 2008

LAS CRUCES (New Mexico)

Veo que estás muy graciosillo. Parece que sólo estabas esperando el momento en que mencionase Arizona para recordarme esa vieja historia. Aunque sabes de sobra que estaremos de paso porque nuestro destino es California. ¿O acaso piensas que Evelyn Tsang va a estar esperándome? ¿Y qué es todo eso tan pomposo de "mis grandes fracasos amorosos"? Si los he tenido, desde luego Evelyn no es uno de ellos... Lo que pasa es que yo no tengo necesidad de ir cacareando mis éxitos como hacen otros y por lo mismo tampoco hablo de mis fracasos. Sí, me gané que me partieran la jeta. Pero ME LO GANÉ. Pocas veces me ha sabido tan bien pagar un precio por algo o por alguien. Evelyn se lo merecía. Tú lo sabes bien porque la conociste. Y si luego me dejó no fue para continuar con ese animal que tenía por novio sino por que sus miras estaban puestas mucho más alto. No quería perder el tiempo con un soñador, músico itinerante que aspira a una gloria fuera de su alcance. Y que le voy a hacer...

Pero a ti, y perdona, lo que te jode es que yo me adelantase. Porque tú intentase ligártela mucho antes que yo. Creías tener derecho a ello después de tanto rondarla delante de las barbas de su novio. Porque él no te tenía siquiera en cuenta. (De hecho, nadie te tenía en cuenta por aquel entonces, y las que menos las mujeres, estaban hartas de que les dieras tanto palique y por eso te usaban de recadero, de ahí que los demás a tus espaldas te apodasen el "guardabosques" -Lo siento pero te lo has buscado tú. Me has tocado la moral al mencionar a Evelyn.)

Pues sí, te birlé el bollito delante de tus narices cuando te creías ganado el derecho a devorarlo. Y apenas necesité un descuido para conseguirlo. (Tú siempre te lo piensas tanto...). Pero es que yo con Evelyn iba a por todas. Me arriesgué porque estaba dispuesto a darlo todo, a renunciar a todas. Por ese cuerpo de marfil y esa inteligencia de lechuza habría hecho cualquier cosa. Pero no pude, fui incapaz de retenerla... Y cuando su novio se enteró ya todo había terminado y ella estaba muy lejos.
¿Ahora con qué me sales? ¿Con la gorda y su padre predicador? Ese viejo pederasta y su hijo exhibicionista. No pienso desviarme a Chicago para ir en busca de esos dos. ¡Y no menciones a mi madre! Y al diablo con tu maldita letra. Se va a quedar ahí donde está por muy buena que sea. Porque si Lionel y tu querida gorda se enteran, ¿cuanto crees que tardarían en ir con el cuento a la policía?

Por suerte ya estamos en Nuevo México. Pero de esta condenada ciudad nos largamos a la carrera. No hay un maldito antro donde tocar o donde nos admitan siquiera.

Y hazme un favor: Cierra el pico de una vez. No quiero oírte hasta que lleguemos a Tucson.

Buddy

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