lunes, 2 de marzo de 2009

Al sur de LAS VEGAS, en una calleja de mala muerte.

¿Dónde vas amigo? Tú también, quédate ahí. ¿Estáis buscando acaso a vuestro compañero? ¡Que curioso! Precisamente íbamos a preguntaros lo mismo, ¿verdad Joe? Pero antes será mejor que nos presentemos. Por educación y eso...


Me llamo Frank Marmosa y trabajo para el señor Agnelli. He venido aquí con mis cuatro socios para... persuadir a vuestro amigo Buddy de que le conviene saldar su deuda. Nada menos que 300 de los grandes. Mucha pasta, ¿no es cierto Joe? El caso es que... al señor Agnelli le disgusta que le anden debiendo dinero. Y el señor Silverton... Buddy, hace más de una semana que no asoma su... delicada nariz por el comercio del señor Agnelli. Eso le pone muy nervioso al señor Agnelli que es un hombre de negocios con mucha reputación. Imaginaos que pensaría la gente si cualquiera pudiera pedirle un préstamo para luego no devolvérselo. Le perderían el respeto. Y en este negocio es muy importante el respeto, porque el respeto da la reputación. El señor Agnelli tiene la sensación de que el señor Silverton no le respeta y eso... no puede ser.

Pero, por suerte, aunque no hemos encontrado al señor Silverton os tenemos aquí a vosotros. King Goodman y Lionel Condon, ¿me equivoco? No sé quien de los dos es quien pero... ¿acaso importa? Tengo buena memoria y puedo recordar un par de jetas como las vuestras. Además sabemos donde encontraros. Así que... no dudo que acabaréis dando con él y por eso quiero que le transmitáis este mensaje. Es muy sencillo porque se compone de una sola palabra: ¡PAGA!

Pero... por si acaso se os olvida, quiero que conozcáis a mi compadre Joe Zambuto. Le apodan "el martillo". En especial sus enemigos, que son, claro esta, los enemigos del señor Agnelli... ¡Chxt! ¡Chxt! ¡Chxt!... Os creía más valientes. No está bien eso de huir. Y además aquí no podéis... Mis socios son más rápidos que vosotros. Anda Joe, explícales porque te llaman el martillo. Empieza por ése, el que tiene ojos de locos.

¡Eso es! Un directo al hígado. Y ahora acaríciale la barbilla... ¡Dale también al otro!... ¡Ja! ¡Ja! Menudas mazas tiene Joe, ¿eh muñecos?... ¿Qué os parece? ¿Recordaréis el mensaje? ¡Seguro que sí!

Y más vale que no intentéis huir porque iré a buscaros al mismísimo agujero del infierno si es preciso. ¡Hasta la vista, muñecos!

1 comentario:

Ophir Alviárez dijo...

Vuelvo como alguna vez y me quedo cerca...

Un saludote,

OA